Veo un hermoso mango maduro, coloradito, precioso en el mostrador de un supermercado…

En ese momento me vienen los recuerdos de infancia cuando visitaba mi tía en la finca, ella tenía unos árboles de naranjas y mangos, grandes frondosos, llenitos de frutos deliciosos.

Yo era feliz cuando estaba arriba de los árboles comiendo el fruto directo de la naturaleza, nunca se me olvidará el sabor tan inconfundible de un mango fresco delicioso y ufff de no olvidar.

Cuando veo esta hermosa fruta en el supermercado, tomé uno en mis manos con la esperanza de recordar esos bellos momentos de infancia, fui a pagar y plofff me pasó lo de Condorito cuando veo que el precio era de AUD$29.5 por 3 mangos, y 5 bananos.

Hice la conversión y con ese dinero había podido comprar más de 3 docenas de cada mangos y unos 5 racimos de bananos en Colombia, sé y entiendo que la tasa de cambio, que no debo pensar igual, que estamos en un país con un ingreso diferente y demás… pero mi mente no para de hacer la comparación y la conversión de cuanto me cuesta esto en pesos colombianos y lo que puedo comprar con este dinero en mi tierra.

Bueno, llegué a casa, después de pagar ese gran precio por estas pocas frutas, y pensé, no importa, ¡a disfrutar!,

Feliz, muy feliz, corte el mango, pique el banano y me senté a disfrutar este manjar de la naturaleza. Doy el primer mordisco … y la tristeza invade mi cuerpo.

 Las futas son frutas pero que desilusión que me llevo, las frutas no saben igual, el sabor … no tenía sabor como el de la tierra, no lo niego, si sabe bien, pero es muy muy diferente. Incluso pienso que me saben más ricas las frutas de mi tierra.

Lo mismo me pasó con la carne, el pollo, los vegetales e incluso hasta la Coca-cola.

¡Todo tiene un sabor muy diferente!

En especial las carnes no me saben igual, el pollo no sabe a nada, las frutas son demasiado dulces o muy insípidas.

¡A veces voy a super y veo unos cortes de carne que se ven espectaculares, tienen una excelente imagen que provoca, pero al llegar a casa y colocar la carne en el asador … esta DUUUUUUURAAAA!!! Además, que no sabe a nada. Este es un fenómeno super extraño.

He comprado pollo con la esperanza de hacer un delicioso sudado al mejor estilo colombiano, y me he llevado tan grandes desilusiones, porque el sudado no espesa, el pollo no sabe a nada, la papa se desaparece, pero nunca da la misma consistencia de la deliciosa papa colombiana. En todos los años que llevo viviendo acá, nunca he podido preparar un sudado y me quede con el sabor que está en mi mente desde la infancia.

Carne rica, si hay, pero es super costosa, no sé si es impresión mía pero acá la comida es extremadamente artificial, nunca he podido tener el mismo sabor de la tierra.

Dialogando con mi amigos, todos llegamos a la conclusión que la comida sabe diferente, y que los ingredientes en ocasiones son difíciles de conseguir, pero cuando se consigue algo … no sabe igual. Ni que hablar de cosas que no se encuentran y que deseamos comer… en un capítulo futuro contaré que se consigue y que no…..