Montaña rusa de emociones
Con gran ilusión voy a la compra de mi primera moto en Australia, a la expectativa, con mis ahorros en el bolsillo, con esperanzas de no ser engañado…. Pero … peeeeeroooo. Bueno… fueron mil sentimientos encontrados.
Todo comenzó cuando decidí que era hora de comprar una moto para moverme de manera más eficiente por la ciudad y poder trabajar. Pero había un problema: no hablo inglés muy bien y no sabía cómo comunicarme con los vendedores de las motos. Así que me armé de valor y escribí cantidad de mensajes, apoyándome con el traductor del celular pero es difícil cuando quieres hablar y no puedes, la sensación de impotencia, frustración es una sensación supremamente extraña.
Pedí la dirección, busqué la ruta del bus que me llevaba, y emprendí camino. Al llegar, un joven como de 18 años, alto, rubio, de ojos claros (muy australiano pensé yo), me saluda con el clásico slang:
“G’Day mate!
How are you going?
….. y blab la bla bla….
Fue lo único que le entendí…. Jajajaja, porque en adelante con su voz nasal me hablaba y yo no entendía nada, me seguía diciendo cosas de la moto… yo seguía perplejo.
Solo miraba la moto, y respondía yes … yes … yes… siempre intentando aparentar que sabía inglés y que le estaba entendiendo todo. Colocaba cara de jugador de poker, proyectando una imagen de experto conocedor de motos (cuando en verdad solo sabía que tiene dos llantas y ya… jajaja).
Mire la moto por todo lado, de arriba para abajo, de adelante para atrás, hacía gestos de ummm I see,… umm tocaba todas las partes de la moto, pero acá entre nos yo no sabía absolutamente que estaba revisando.
A la moto lo único que pude concluir es que tenía algunos golpes, rayones, se veía que había tenido una cuantas caídas, pero pensé es normal, es un muchacho y seguramente con esta moto está aprendiendo a manejar. Tenía un par de golpes en el tanque, yo pensé, el arreglo es fácil, un poco de masilla un par de martillazos y listo pinturita y todo bien.
Recuerdo que él me decía 25 – 100, yo no podía entender, qué significaba eso, después me enteré que la forma de decir 2500 es así, en fin. El joven me hablaba y me hablaba y yo seguía sin entender, le ofrecí 2000. Él me decía no no no 25 – 100.
Con gestos, moviendo mis manos con el puño cerrado simulando que manejaba le quería decir que, si me dejaba dar una vuelta, pero fue todo a punta de mímica, el me da las llaves y me señala con las manos, go go go … ose adelante.
Con la típica desconfianza de un latino, pensé, este australiano tan confiado, me da las llaves y me dice go go go… yo con mi malicia indígena, pensaba en mis adentros, cualquiera puede irse… jajaja
Fui a dar una vuelta relativamente larga, me tarde como 10 minutos, porque cuando salí de la cuadra donde vivía el joven, no preste atención de como volver, y estaba perdido… jajaja
Deje de pensar en cómo se sentía la moto y empecé a pensar en cómo regresar a la casa del muchacho, la sensación de perdido, y con una moto que no era mía, intentaba regresar y no hallaba el camino.
Yo pensé, este australiano ya me debió denunciar a la policía, ya todo el escuadrón de policía debe estar buscándome, no llevo ni un mes y ya voy a tener mis antecedentes de robo, nooooo tantas cosas se pasaron por mi mente.
Al final, logré regresar, yo estaba muy apenado, pero para sorpresa mía, el joven estaba jugando baloncesto en la entrada del parqueadero. Pensé, me a regañar, o a decir cosas… pensé de todo. Y el joven solo me hace gestos muy amistosos con el pulgar arriba y sonriendo.
Yo pensaba solo pagar 2000, pero después de ver esa amabilidad, una larga prueba de la moto por 10 minutos, y que el joven siguiera con esa excelente actitud, pues la vergüenza me pudo más y le di los 2500 aud que el pedía.
Yo estaba esperando firmar una compraventa, llevar la moto a inspección de la policía, o ir al tránsito y mil vueltas normales para los latinos. Y el joven toma un papel y lo firma, coloca el precio y me lo entrega.
Yo espero que me de más documentos, como la carta de propiedad, la revisión técnico-mecánica, el seguro, y demás documentos que siempre debemos portar, y el joven me mira extrañado, con el traductor le pedí los documentos, y él me insiste con un papel blanco y me dice, listo la moto ya es suya.
Plofff, como así?, ¿ya es mía? ¿No entiendo… y cuando vamos a ir al tránsito a hacer el traspaso y esa documentación?, él me mira con cara de perdido, y yo no sabía qué más hacer, el joven me entrega las llaves, el casco y me dice bye bye… gira el cuerpo y procede a ingresar a su casa nuevamente.
Yo lo llamo nuevamente y le digo en español…. Parce, ayúdeme, no entiendo. Y pensé… aaaaa verdad que este man no habla español.
Me mira y se ríe, y vuelve y se ríe. Diciéndome, che boludo, vos hablas español?
Yo pensé…. Este descarado no me dijo que hablaba español hasta que no le entregue el dinero.
Con esta expresión tan natural ya sabía de dónde era, y me dice, pero porque no me dijo que hablabas español, yo nací en Argentina, pero vivo acá desde los 5 años. En ese momento entendí porque tenía ese rasgo tan australiano.
Después de controlar un poco mi rabia, le empecé a preguntar todo lo que no entendía, me dijo que el traspaso él lo había hecho por la app, que yo tenía que ir al NSW a registrarme porque yo no tenía licencia australiana, pero cuando ya la tenga, el traspaso se hace en un minuto por la app.
Me explicó que vendía la moto porque se había accidentado un par de veces y porque chocó un carro y la mamá le prohibió manejar moto, en ese momento volví a pensar… mierda… la moto esta chocada, ummm. Él me decía, che, pero yo te dije todo eso cuando la estabas mirando.
Yo lo miraba con cara de confundido, pero ya que, ya la había comprado, firmado la compraventa y entregado el dinero en efectivo. Bueno, ahí quedaron todos mis ahorros, en una moto chocada, con problemas de oxido, con un mal mantenimiento, con necesidad de cambio de llantas, frenos y mil cosas más.
Una novatada, por el simple hecho de NO saber hablar inglés, y después me tocó pagar mucho dinero en los mantenimiento y cosas, pero bueno, a pagar las malas decisiones. Cada vez que veía mi moto, me sentía orgulloso de haber superado ese desafío y haber encontrado una forma de comunicarme con los demás, así sea con gestos.
Esta experiencia me demostró que la voluntad y la determinación son claves para alcanzar nuestros objetivos y que siempre hay una forma de superar las barreras del lenguaje y la cultura.
Así que si alguna vez te encuentras en una situación similar, no te rindas. Sigue adelante, aprende de tus errores y mantén una actitud positiva. La vida está llena de desafíos, pero también de grandes oportunidades para crecer y aprender. ¡Adelante!
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